HOMENAJE A FRIDA KAHLO

 Mi pintora favorita

No hay otra artista plática del siglo XX que haya alcanzado, como Frida Kahlo, el estatus de leyenda. Y esto a pesar de su relativamente escasa producción, en torno a los doscientos cuadros, un tercio de los cuales fueron autoretratos. ¿La razón? Me pinto a mí misma porque estoy a menudo sola y porque soy el tema que mejor conozco.

En torno a Frida se mueve hoy en día mucho dinero, y no sólo me refiero al "merchandising" que reproduce su rostro hasta la saciedad. Los escasos cuadros de Kahlo que salen a la venta alcanzan cifras récord, gracias a coleccionistas apasionados, que pujando por sus obras, han logrado situar a la artista en la esfera de Picasso y Van Gogh, por lo menos en lo que a precios se refiere. Así, en junio de 2000, uno de sus autoretratos de 1929, se vendió por más de cinco millones de dólares en una subasta de Arte Latinoaméricano. El cuadro estableció un nuevo récord para una pintura latinoamericana y para una pintura de mujer. que

En su obra Frida utilizaba una fantasía y un estilo inspirados en el arte popular de su país. Quería que su obra fuera una afirmación de su identidad mexicana y por ello recurría con frecuencia a técnicas y temas extraídos del folklore y del arte popular de su país.

Sus cuadros representan fundamentalmente su experiencia personal: los aspectos dolorosos de su vida, que transcurrió en gran parte postrada en una cama, son narrados a través de una imaginación gráfica. Expresa la desintegración de su cuerpo y el terrible sufrimiento que padeció en obras como La columna rota ( en la que aparece con un aparato ortopédico de metal y con el cuerpo abierto mostrando una columna rota en lugar de la columna vertebral).

Su dolor ante la imposibilidad de tener hijos lo plasma en Hospital Henry Ford (1932, colección Dolores Olmedo), en la que se ve a un bebé y varios objetos, como un hueso pélvico y una máquina, diseminados alrededor de una cama de hospital donde yace mientras sufre un aborto. 

Su obra-como muy acertadamente describiera el poeta surrealista André Breton- es como una cinta de seda alrededor de una bomba.